lunes, 27 de abril de 2009

Único en su especie



Si algo nos caracteriza a todos, es el afán por transgredir los límites que nos cercan o, al menos, soñar con que lo hacemos. Esta sublimación freudiana que, partiendo de la presión contextual nos eleva a un mundo en el que nos realizamos como individuos propios y únicos, no es sino un atisbo efímero de un alter ego, por así decirlo, que nos separa de la realidad cotidiana para devolvernos ulteriormente a un estado de normalidad e igualdad ante el resto de personas.

La increíble mitología que rodea a los superhéroes de comics no dista mucho de esta idea. Batman o Bruce Wayne, Spiderman o Peter Parker, se autorrealizaban como individuos tan solo cuando se convertían en su respectivo alter ego; su traje, su motor sublimador.

Y, probablemente, es por esto por lo que Superman es un superhéroe único e incomparable, o al menos, lo es la mitología que lo envuelve. Muchos aseveraran que no es un buen dibujo o que el argumento no está muy logrado y, desde luego, no andan faltos de razón. No obstante, el factor diferenciador reside en su naturaleza. Superman, nació como Superman, es decir, Clark Kent es su alter ego. A diferencia de Spiderman o Batman, donde el personaje se despierta siendo Peter Parker o Bruce Wayne y tiene que ponerse un traje para ser Spiderman o Batman, Superman no se convierte en Superman, es así durante todo el día. De hecho, su colorido traje bordado con esa distintiva “S”, era la ropa que llevaba puesta cuando sus humildes padres le encontraron en un campo cerca de Smallville. Es decir, las gafas, el traje azul, todo aquello característico de Clark Kent, es su disfraz.

Así, Superman lleva a cabo una crítica a la humanidad entera, se muestra a Clark Kent como un hombre irresuelto, débil, que no confía en sí. Esta es la visión que Superman tiene de nosotros. Pero, Joe Shuster y Jerry Siegel van más allá. ¿Por qué habría un hombre que puede volar, destrozar a todo un ejército con una mano a la espalda, incluso retroceder en el tiempo, tener que disfrazarse de Clark Kent, ese periodista apático e indeciso a quien nadie respeta?

Dando la vuelta a la tortilla, estos dos americanos se plantearon la problemática a la inversa. Sí, bien, sabemos que la gente tiende a querer diferenciarse por naturaleza. Pero qué hay de aquél que habiendo nacido con el don del virtuoso, tiene la querencia de asemejarse a los demás, de pasar a formar parte de la muchedumbre y calmar los dedos señaladores. Qué del genio que sabiendo 13 idiomas, matemáticas, física y neurología, decidió salir un día de su cuarto a tomar una cerveza en el bar de abajo, aun sintiendo desprecio por lo cotidiano.

Y es que a la vez que estos dos visionarios critican la raza humana, constatan la imposibilidad de vivir al margen de ésta. Es así como Superman, único en su especie, se conforma como un Dios entre semidioses en el vasto mundo de la mitología de los comics.

lunes, 20 de abril de 2009

Pequeños retazos de introspección

Éranse una vez mil cuentos dentro de un cuento. Cogido por los finos hilos de la narración, el cuento conformó su historia en base a ellos. Eso sí, pocas veces se dio cuenta de su importancia, salvo cuando de manera dispar oía el rumor de alguno atravesando distancias.

A medida que crecía, el cuento iba describiendo un rostro más frío, pero una pupila más cálida. Hasta que un día analizando su bibliografía se dio cuenta de su origen y decidió volver de su desenlace a esa dulce y tierna introducción que tanto le inspiró a escribir su desarrollo.